Un vendedor o una vendedora de excelencia debe tener una máxima: no forma parte del mercado con el objetivo de realizar transacciones comerciales de duración mínima. Aunque parezca absurdo decirlo, el vendedor no solo debe vender un producto o un servicio a un cliente. La actividad comercial no consiste en vender en el momento y a por la siguiente venta. Si solo piensas en el corto plazo, tu perfil no sobrepasará la calificación de mediocre y es muy probable que cambies de sector y de producto cada cierto tiempo.

Los que llevan la venta en las venas, los que sienten los colores de verdad, aspiran a mantener su actividad en el largo plazo y son y ejercen su profesión de manera diferente.

Para entender esta forma distinta de afrontar la venta, vamos a contarte los ocho valores que deben guiar tus actuaciones si deseas brillar. Lo haremos en dos entregas. Aquí tienes las cuatro primeras:

Confianza

Proyecta confianza. Sé prestigioso/a y honorable. Tus clientes lo darán todo por tí si tienen tu respaldo, cercanía, apoyo, y si entienden que realmente eres capaz de protegerles, mimarles y darles confianza con tus acciones.

Anticipación

Anticípate, ten visión a largo plazo de la actividad que desempeñas. A tus clientes les gusta seguir a personas que saben dónde van, que proyectan comportamientos honestos y que son capaces de convertirse en guías.

Guía/asesoramiento

Actúa ayudando a tu cliente en su toma de decisiones, enseñándole el camino. No con el objetivo de vender más. Sí con la intención de cubrir necesidades reales. Si este es tu planteamiento, las ventas crecerán solas. Si colocas productos o servicios para incrementar tus cifras, serás un espejismo del éxito en la venta. El buen vendedor y la buena vendedora sirven de apoyo, solucionan las dudas, llevan al cliente a su destino.

Tranquilidad

Los compradores necesitan tranquilidad y mesura, sobre todo en los momentos difíciles: reclamaciones, insatisfacciones, malos entendidos, etc. Mantén el ánimo sereno y objetivo. Esas situaciones te ponen a prueba.

Esperamos que esta primera entrega te haya hecho reflexionar acerca de si usas cotidianamente estas conductas para diferenciarte. En la siguiente entrada completaremos la lista. ¡No te lo pierdas!