Estando en una reunión, uno de los asistentes adoptó una postura contraria al resto de una forma vehemente. Ejercía mi trabajo como consultor en ese momento y mi presencia en ese lugar fue totalmente casual. Me dediqué a observar las reacciones todos los presentes.
La mayoría respondieron desordenadamente, amontonándose las palabras de unos y otros. Contestaban airados, elevando el tono para estar a la altura de su contricante, cuyo lenguaje verbal era agresivo en cierto modo y el no verbal visiblemente negativo.
La solución al pequeño desencuentro se alejaba y el riesgo de generar finalmente un conflicto mayor se incrementaba a medida que pasaban los minutos.
Durante toda la secuencia, una compañera observaba en silencio las intervenciones de su equipo hasta que de pronto, usando el liderazgo emocional de un modo magistral, puso la situación en una senda completamente diferente, hasta el punto de que los decibelios bajaron radicalmente y todos los implicados escuchaban lo que ella decía o preguntaba.
El liderazgo emocional es un arte muy rentable. Y aunque sus beneficios son incontables, lo que seguro te proporcionará son relaciones más eficientes.
Te contamos algunos elementos clave para que refuerces esta habilidad directamente implicada en el entendimiento del resto de personas, la comprensión de las emociones que generan ciertas situaciones y su correcta gestión:
Tu cerebro triado tiene mucho que decir. Lo propuso Paul MacLean y lo describía como un órgano dividido en 3 partes: el cerebro reptiliano, el límbico y el neocórtex con funciones muy diferenciadas.
El primero es el encargado de las respuestas instintivas, el límbico gestiona las emociones y el neocórtex se responsabiliza del pensamiento racional y la toma de decisiones. Así que tendrás que trabajar de un modo especial en el conocimiento del funcionamiento de tu límbico y el del resto de personas para mejorar tu liderazgo.
La felicidad: tendrás que esforzarte en fomentarla y promocionar con tus acciones el bienestar de las personas, creando un entorno positivo y motivador, donde los miembros del equipo se sientan valorados y apreciados. La felicidad en el lugar de trabajo se asocia con un mayor compromiso, productividad y satisfacción laboral.
El respeto: es fundamental en el liderazgo emocional. Si quieres ser un líder emocionalmente inteligente, muestra respeto hacia tus colaboradores, reconociendo su individualidad, escuchando sus opiniones y valorando sus contribuciones.
El reconocimiento: una de las herramientas más poderosas del liderazgo emocional. Cuando se valora el logro de otra persona se fomenta su motivación y compromiso con su desempeño profesional. Elogia, recompensa o crea oportunidades de desarrollo para tu equipo. Pero hazlo reguladamente, no abuses; analiza las situaciones y aplica esta técnica poniéndola en valor.
Repasa tus habilidades emocionales: empatía, inteligencia emocional y comunicación efectiva son troncales en el ejercicio de este liderazgo. Las necesitarás para entender al resto, gestionar mejor tus emociones y comprender las de los demás y para emitir mensajes claros, concisos y repletos de contenido.
El liderazgo puede hacerse. Solo unos pocos privilegiados nacen con instinto de líder. La mayoría de nosotros debemos aprenderlo, entrenarlo y cultivarlo.